Las
ansias rotas y la cara deslavada, la frente aferrada a la almohada,
la memoria hinchada y los deseos olvidados, amontonados sueños
cansados de no cumplirse, un suspiro, un ultimo esfuerzo acompañado
de un ¡no chingues! ¡no puedo...! no puedo o mas bien me hago
pendejo porque no quiero, la ventana entre abierta, un discreto rayo
de sol que se filtra ¡el puto teléfono que vuelve a sonar! por fin
habrí los ojos para confirmar lo ya sabido ¡tu no estas! (y no se
porque pretender que estuvieras), finalmente lo mas difícil es...
...veo
la hora las 9y7 coloco nuevamente el reloj bajo la almohada, misma a
la que hace unos minutos se aferraba mi frente, de pronto algo me
hace reaccionar ¡¡¡LAS 9:07!!! ¡si yo entro a las 8! de nuevo a
llegar tarde de nuevo a contar cuentos me levanto súbitamente, que mal
pedo lo bueno que no soy supersticioso (¿no lo soy?), no me fije con
que pinche pie me levante, veo nuevamente la hora 9:10 me persigno
(un poco mas convencido de la costumbre que de la fe), me persigno
como si el maligno me estuviera correteando o como si con eso me fuera a hacer acreedor a un milagro...
...
es hora de empezar la carrera a ningún lugar a no se que chingados
sigo haciendo en esto, pero la carrera empieza; ropa, plancha,
regadera, ropa, desodorante, “perjume” calzado (sin lustrar), mi
“Jefita” que con amor y fé prepara una torta pa' su hijo que se
va a “chingarle” engelo mi cabello saco el auto me pongo en
marcha, dirección a la oficina....
...tomo
el teléfono celular busco tu nombre entre los contactos porque te he
borrado de la marcación rápida tal vez para que me de tiempo de
recordar que no quieres que te llame, por fin lo encuentro listo para
marcarte tomo un respiro y recuerdo no quieres que te llame
(o como tu lo habrías dicho, no necesitas saber de mi), me regreso
al menú principal coloco el telefoneo en el lugar acostumbrado y me
concentro en mi camino ya es tarde y tengo que trabajar.
Por
suerte los 19 días necesarios para aprender a olvidarte han pasado
ya solo me queda sobrevivir a las 481 noches que me faltan para no
recordarte.